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Reforzar el enfoque de género en las normas revisadas Esfera

Animar a las mujeres a participar en las capacitaciones o aprendizajes de construcción, y a presentar su candidatura para puestos generalmente reservados a los hombres contribuye a un cambio duradero. Foto: Distribución de material de construcción a familias afectadas por un terremoto en Guatemala. © Laura Martínez / Mercy Corps

Por Mireia Cano Viñas (*)

Para la mayoría de los profesionales humanitarios, hoy en día la pregunta ya no consiste en «¿por qué debemos integrar la perspectiva de género en nuestro trabajo?» sino «¿cómo lo hacemos?» Como consecuencia, una de las competencias más valoradas es el análisis de género, es decir, la capacidad de identificar las necesidades, prioridades y capacidades específicas de mujeres, hombres, niñas y niños, y adaptar la asistencia a base de ellas.

En el centro de la revisión del Manual Esfera está el compromiso de continuar apoyando la capacidad propia de las personas para actuar, al tiempo que se amplía la base empírica acerca de cómo hacerlo bien.

Con este fin, se creó un grupo de redacción compuesto por expertos en materia de género, personas de edad, niños y personas con discapacidades. Estos expertos, junto con otros grupos de revisión de pares, ofrecen sus aportes a los autores de los capítulos y revisan los diferentes borradores.

Las siguientes recomendaciones buscan integrar mejor el enfoque de género en la próxima edición del Manual Esfera:

Las acciones clave deben promover la participación significativa. Para conseguirlo, los profesionales humanitarios necesitan consultar por separado y de forma igualitaria a hombres, mujeres, niñas y niños en todas las fases del ciclo del programa. Únicamente de esta forma se puede obtener una respuesta humanitaria más eficaz, comprehensiva, duradera y sostenible.

Al tiempo que se reconoce que las mujeres y las niñas sufren un impacto desproporcionado en las crisis, también es importante proporcionar ejemplos acerca de cómo abordar las necesidades y capacidades de los hombres y los niños. Por ejemplo, una recomendación relacionada con la alimentación de lactantes y niños pequeños es incluir una acción cuyo objetivo es apoyar a los hombres que son cabezas de familia solteros y a los o las jóvenes que cuidan de sus hermanos y hermanas sin apoyo alguno. También, en casos en que no haya una cuidadora de sexo femenino, o en que un hombre desee acudir al centro de nutrición, se deberá asegurar que los hombres y los niños también dispongan de un acceso adecuado.

Asegurar que los hogares polígamos reciban atención especial. En sociedades polígamas, la distribución de productos de ayuda debe estar orientada con preferencia a las mujeres. El objetivo es asegurar que cada esposa y sus hijos reciban la asistencia adecuada.

Cambiar el lenguaje, sustituyendo la expresión «grupos vulnerables» por «grupos con necesidades especiales basadas en su género, edad, capacidad, etc.» En general, usar un lenguaje positivo acerca de las mujeres y los hombres como agentes de cambio con sus propias capacidades, en lugar de referirse a ellos como grupos pasivos con necesidades. Esto fortalece el enfoque en la aptitud propia de las personas para actuar.

Proporcionar orientación especifica o sugerir ejemplos. Por ejemplo, en lugar de dar consejos genéricos como «Tener en cuenta los problemas de distribución,» explicar lo siguiente: «Tener en cuenta los problemas de distribución, como por ejemplo, hacer filas separadas cuando no sea aceptable culturalmente que las mujeres y los hombres estén las unas al lado de los otros en público.»

Explicitar que los datos acerca de la población afectada por crisis siempre deben desglosarse por género y edad, y por factores de diversidad tales como discapacidad, origen étnico, religión u otros relevantes al contexto. Esta forma de recopilar datos es esencial para comprender precisamente qué personas están afectadas por una crisis y asegurar que los servicios no se desvíen de su objetivo. También envía un mensaje poderoso de que se reconocen y se respetan los derechos de todas las personas.

Incluir información acerca de la gratuidad de la asistencia y la existencia de mecanismos de queja en los envoltorios de los paquetes de asistencia, para reducir la corrupción y la explotación y el abuso sexual.

Donde sea relevante, utilizar debates sobre el género, la edad y la diversidad para ir más allá de las normas mínimas y buscar un cambio transformativo. Por ejemplo, para las normas de alojamiento, explicar la necesidad de determinar formas de animar a las mujeres a participar en las capacitaciones de construcción o aprendizajes, y a presentar su candidatura para puestos generalmente reservados para hombres. La idea es que abordar las causas y las consecuencias estructurales de la desigualdad de género contribuye a conseguir un cambio duradero en las vidas de mujeres, niñas, niños y hombres.

Además, el grupo de redacción ha proporcionado recomendaciones específicas para cada uno de los capítulos sectoriales. Por ejemplo, los siguientes:

Abastecimiento de agua, saneamiento y promoción de la higiene (WASH).

  • Realizar análisis de género para todas las actividades WASH, incluyendo la recogida, el almacenamiento y el tratamiento de agua;
  • Asegurar que los inodoros, la recogida de agua, las instalaciones de lavandería y de baño cubren las diferentes necesidades;
  • Asegurar que WASH cubre las necesidades de mujeres y niñas embarazadas, dado que las niñas adolescentes tienden a ser desatendidas;
  • Asegurar que tanto las personas que necesitan ayuda con su higiene personal como sus cuidadores puedan acceder a los artículos necesarios en su casa.
  • Refugios, asentamientos y artículos no alimentarios.

  • Considerar los derechos de las mujeres en alojamientos, títulos de propiedad y herencia;
  • Ayudar tanto a hombres como a mujeres a obtener tarjetas de identidad;
  • Crear espacios privados para lavar y secar la ropa lavada en los alojamientos;
  • Proporcionar apoyo adicional a hombres y mujeres que no tienen la capacidad, habilidad u oportunidad para realizar actividades relacionadas con la construcción. Esto puede incluir: gestionar la construcción en su nombre a través de constructores profesionales; proporcionar asistencia técnica adicional; asistencia financiera adicional; proporcionar materiales directamente al sitio de la construcción; proporcionar acceso a profesionales que pueden diseñar soluciones adaptadas a necesidades específicas tales como discapacidades físicas y mentales;
  • Asegurar que los programas de dinero por trabajo no perturban los mercados locales y son beneficiosos tanto para mujeres como para hombres;
  • Determinar si es culturalmente apropiado tener la misma línea de distribución para hombres y mujeres.
  • Seguridad alimentaria y nutrición.

  • Prestar atención a quién está recibiendo cupones en efectivo en el hogar, incluido en hogares polígamos;
  • Evaluar prácticas nutricionales socioculturales y dentro del hogar, como por ejemplo allí donde es costumbre que los hombres coman primero;
  • Adaptar los mensajes a las personas que pueden influir en la alimentación de lactantes y niños pequeños en el hogar o en la comunidad (madres, padres, abuelas, líderes, etc.) para aumentar la implicación de todos ellos en las nuevas prácticas;
  • Asegurar que tanto las mujeres como los hombres puedan acceder a centros de nutrición;
  • Dirigirse también a hombres solteros cabezas de familia para programas de nutrición.
  • Acción de salud.

  • Destacar la importancia de mapear e involucrar a actores locales en los mecanismos de coordinación de servicios de salud sexuales y reproductivos;
  • Bajo VIH, mencionar a hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres, personas transgénero, y personas que son trabajadores sexuales, cuyas necesidades de tratamiento y prevención de VIH requieren un enfoque dual: integración en la atención primaria, y campañas de divulgación y programación adaptada; 
  • Asegurar que la toma de conciencia acerca de la prevención de abusos sexuales alcance a grupos que con frecuencia se pasan por alto, mediante una educación comunitaria más amplia (p.ej., adolescentes y jóvenes de sexo masculino y femenino, personas con discapacidades, individuos y personas LGBTI que son trabajadores sexuales; etc.).
  • Una mayor integración de las dimensiones de género, edad y diversidad en el Manual Esfera revisado contribuirá a materializar el derecho a una participación significativa y relevante de las personas afectadas, incluyendo niñas y niños, hombres y mujeres de edad. También aumentará el acceso a la asistencia, al tiempo que proporcionará una mayor protección y fomentará un cambio transformativo.

    En general, mejorará lo que hacen los profesionales humanitarios y cómo lo hacen. En última instancia, afectará la eficacia de la respuesta humanitaria a la hora de cubrir las necesidades de todas las personas impactadas por emergencias, especialmente las personas con necesidades especiales basadas en su género, edad o capacidades, entre otros factores.

    (*) Mireia Cano Viñas contribuye como experta en cuestiones de género a la revisión de las normas Esfera, en su calidad de asesora GenCap. Vive en Oslo, Noruega, y dirige una consultoría de género independiente: Cano Gender Solutions. Contactar a la autora.

  • El Grupo de Revisión de Género incluye asesores proporcionados por el Gender Standby Capacity Project (GenCap), CARE Internacional, la Comisión de Mujeres Refugiadas, Acción contra el Hambre y la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO). Otros expertos fueron facilitados por HelpAge, Terre des Homes y Handicap Internacional.