Existen herramientas del sector humanitario que pueden apoyar directamente las respuestas a la pandemia de la COVID-19. Las normas Esfera definen la respuesta mínima que todas las personas afectadas por crisis tienen derecho a esperar. Las personas se ven afectadas de diferentes maneras y algunas pueden ser estigmatizadas. Las respuestas en el sur de Asia muestran cómo incluir a todos, responder a sus diferentes necesidades y respetar su dignidad.
En todo el mundo, hay más de 20 millones de refugiados, y la mayoría son acogidos por países con sistemas de salud deficientes. Este ejemplo de Cox’s Bazar en Bangladesh muestra cómo se han priorizado e integrado los cuidados paliativos en la respuesta de atención médica, incluso cuando los recursos han sido escasos.
¿Cómo se puede aplicar la norma humanitaria sobre cuidados paliativos en el contexto de un campamento de refugiados durante la pandemia de la COVID-19?
Las medidas de confinamiento y aislamiento contra la COVID-19 tienen como objetivo proteger a las personas de la transmisión de la enfermedad. Sin embargo, tienen consecuencias devastadoras en sus medios de subsistencia, especialmente en el contexto de emergencias complejas donde la gobernanza es frágil, los sistemas de salud son deficientes y las poblaciones se ven desplazadas. Las normas humanitarias exigen que garanticemos que las personas que apoyamos no se vean perjudicadas. Esto requiere consultas con las comunidades afectadas, adaptación y seguimiento constante de las intervenciones.
Cuando se realizó la distribución de alimentos en Manila durante el confinamiento por COVID-19, se dejó fuera el 78 % de los hogares que tenían personas con discapacidad. Una encuesta rápida y focalizada destacó sus necesidades particulares y la importancia de un enfoque centrado en los destinatarios para cumplir las normas humanitarias.
¿Cómo puede la aplicación de las normas Esfera ayudar a garantizar que nadie se quede atrás?
Los cierres de fronteras, las restricciones de viaje y la cuarentena durante la crisis de la COVID-19 han impedido que los organismos humanitarios lleguen a muchas personas que necesitan apoyo. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC, por sus siglas en inglés) en Perú puso a prueba una línea empresarial de WhatsApp para facilitar la participación de la comunidad a distancia.
¿Cómo podemos escuchar y responder a las comunidades cuando no podemos estar físicamente cerca de ellas? ¿Cómo se pueden cumplir las promesas de compromiso, participación y retroalimentación comunitarias de las normas Esfera en condiciones de cuarentena?
Las respuestas dirigidas por la comunidad y las contribuciones comunitarias son fundamentales para responder a la pandemia de la COVID-19. Estas respuestas aprovechan la capacidad local cuando no se dispone de apoyo externo. Garantizan que las respuestas sean inclusivas, refuerzan la dignidad de las personas y utilizan las habilidades y capacidades de los miembros de la comunidad. Esto también cumple con la Norma Humanitaria Esencial (CHS), que se aplica a todas las respuestas.
En todo el mundo, hay más de 25 millones de refugiados, de los cuales un 84 % son acogidos por países de ingresos bajos o medios con sistemas de salud deficientes . Esta condición de movilidad dificulta la forma en que trabajan los organismos humanitarios. Los principales factores causantes de la migración no desaparecerán pronto. Los ejemplos de Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela apuntan a algunas de las adaptaciones que se requieren.
Un enfoque centrado en la comunidad por parte de los actores humanitarios es fundamental para reducir la propagación de enfermedades infecciosas. Genera confianza entre los proveedores de servicios y las personas afectadas. Esto permite que las comunidades afectadas controlen de manera conjunta las intervenciones y, por lo tanto, que sean más adecuadas, pertinentes y efectivas en función del contexto. Numerosas lecciones de la respuesta al ébola en la República Democrática del Congo se han aplicado con éxito en la respuesta a la COVID-19. La necesidad de confianza y control conjunto es particularmente crítica en un entorno operativo tan complejo, caracterizado por el desplazamiento, la desigualdad y la creciente división social.
Muchas personas han sufrido una enfermedad grave o han muerto de COVID-19, aisladas de sus seres queridos, una situación que se contradice con la creencia ética de que las personas tienen derecho a una muerte digna. Los cuidados paliativos (la prevención y el alivio del sufrimiento y la angustia asociados con las enfermedades que limitan la vida) están ganando reconocimiento lentamente como una parte importante del proceso de atención médica, junto con los tratamientos que salvan vidas en la respuesta humanitaria. Una nueva norma Esfera ahora incluye a los cuidados paliativos. La pandemia actual está brindando la oportunidad de incluir los cuidados paliativos en la agenda humanitaria. Es hora de que todos los actores humanitarios documenten, compartan y aprendan de sus historias sobre el cuidado de personas afectadas por la COVID-19.